Dicen que lo que escribo solamente son amarguras, que no sé agradecer lo dado por la vida, pero esto no es un fragmento, son cosas muy vividas que no se borran nunca, aunque se siga con vida.
No siempre he sido así, en un tiempo fui alegre, pero los años pasaron y marcaron mis arrugas y se hicieron con dolor. Aparte de los años yo no me llamo a engaño… Si son casi parecidas.
No soy un ser extraordinario, tampoco tengo belleza, pero amo a la gente, para mí nadie es extraño.
Solo puede aprender el que tenga buen sentir y no quiero mentir un cariño innecesario.
La belleza es una flor que brilla por poco tiempo y lo que tiene valor es lo que llevamos adentro.
Si somos insensibles, si no damos amor, ¿cómo sentirnos mejor si no amamos a la gente?

Autora:

María Alifano Recalt