Potreros existenciales
Al mirarnos al espejo cada día, nos vamos acostumbrando a los cambios de nuestra propia fisonomía, solo, de vez en cuando, por algún motivo fuera de la rutina, nos damos cuenta de las modificaciones que adquirimos. La permanencia del recuerdo en nuestros pensamientos, en el archivo que los registra en la mente, es lo único que nos hace reaccionar en forma voluntaria. Esta acción de relativa frecuencia, nos permite de muchas formas estabilizar nuestra organización de vida hacia el futuro, creándonos la experiencia y corrigiendo errores en la adquisición de conocimientos. El futuro, invariablemente, fenecerá con la forma de la muerte. Estos son, a grandes rasgos, los temas abordados por el autor en el presente poemario, presentados desde aquella imagen lejana de la niñez, donde se crecía en los potreros existenciales de un mundo real, lleno de realidades vestidas de fantasías.-
Autor:
HÉCTOR SEVERINO
Héctor Severino es un escritor que vive en la ciudad de La Plata, siendo esta su ciudad por adopción desde hace mas de dos décadas. Comenzó su derrotero en la escritura ya siendo un adolescente y a la fecha ha publicado los siguientes libros: “Al umbral de la cornisa” (2017), “Los poemas del cosmos” (2018), “Lo pasado en recuerdo” (2018), “Relatos en fantasías” (2019) y “Pensando en el tiempo” (2022).
El avance de la tecnología en general, y especialmente de la informática, se desarrolla sistemáticamente en forma acelerada, arrastrando a la humanidad hacia un materialismo creciente en forma alarmante. Esto produce un sin número de beneficios pero, a la vez, nos multiplica los perjuicios físicos y emocionales de la mano de un crecimiento demográfico exponencial. Las comunicaciones constituyen el medio fundamental de una globalización y concentración de los recursos económicos y políticos. Sin embargo, al contrario de lo que pareciera, estas situaciones muy complejas en su desarrollo, nos están impidiendo ver individualmente, cada vez mas, las cuestiones generales o estratégicas para solo divisar “el árbol y no el bosque”. Es por ello menester volver a entender las problemáticas de toda índole con una visión mas completa, con la posibilidad de por lo menos entender donde estamos ubicados, para de ese modo poder adoptar resoluciones mas acertadas y voluntarias. Ubicándonos en un punto de observación mas general de nuestro porcentaje de tamaño aparente en este universo que habitamos y sus analogías cíclicas, tal vez, podríamos acostumbrarnos a dilucidar mejor nuestras respuestas ante la existencia socio-cultural. La sugerencia es para todos en general, pero muy especialmente para los jóvenes, que aún tienen que recorrer la mayor parte del camino.-
