Los cuentos son, en general, ficción breve, que se presentan con humildad, ligereza y sobre todo dejando escondido algo para quien desee profundizar una búsqueda que simplemente queda planteada.
Así, Antonie de Saint-Exupéry abre un universo con sólo tres frases:
“Te amo”, dijo el Principito- . 
“Yo también te quiero”, Dijo la Rosa- 
“No es lo mismo”-, respondió él.
Salvando todas las distancias imaginables se presentan aquí dos docenas de cuentos que ensayan, la mayoría en una segunda parte, un posible desenlace, pero que no es ni único ni obligatorio.
En “De siete a dos”,
…. abrió con el control las cuatro ventanillas y pisó a fondo el acelerador hasta adquirir una velocidad capaz de subirse a la vereda y derribar la baranda de cemento. Rápidamente el río lo recibió con calidez en su lecho.
……hizo a un lado el teclado de la PC, terminó el vaso de licor, tiró adentro el cigarrillo por la mitad y al apagar la luz pensó: 
“Lo siento Tres, pero tenías que ser vos o …… “

Autor:

Roberto A. Saunero

El escribir un cuento, dado que no es otra cosa que un instante, una fotografía o un destello, resulta grácil en tanto breve y conciso por lo que, encontrado el tema , resulta un deleite pasearse por él zigzagueando en el baile de los personajes y mezclándose o tropezándose con ellos en el diminuto espacio de un par de hojas.
En el decir de James W. Marckiewicz, veterano senador norteamericano, el político y el cuentista se asemejan en la rapidez, cintura y desparpajo con que elaboran sus argumentos para desdecirlos inmediatamente a la vuelta de la página.
En este libro se encuentran encerrados unas decenas de personajes que, naturalmente imposibilitados de escapar de él, no les queda sino resignarse a ese baile citado en el que buscan a veces su felicidad, a veces su redención y a veces su propia muerte. Y lo hacen con inocencia, con delirios y algunas veces con humor.