Cría de cebra es una novela policial, no al estilo de Agatha Christie, pero tampoco es estrictamente un policial negro al estilo de Henning Mankell o Petros Markaris. Más bien es un policial cuyo foco no está puesto en quién es el homicida, sino en quién es el investigador. Y el investigador es Diego Gauna, inspector de la Bonaerense, un viejo lobo de mar. Rústico, bruto, pero con destellos de lucidez, con manejo del oficio y sus mañas. Fanático de los documentales de animales y conflictuado por el opaco vínculo con sus hijos. Un hombre que se ha ganado el respeto de sus pares a fuerza de «hacer lo que hay que hacer», como él mismo dice. Y eso es casi siempre corriendo los límites de la ley. 

A medida que la pesquisa avanza, y sin proponérselo, Gauna y Paladino, su aprendiz, se toparán con el entramado corrupto de la aduana, la protección del sistema político provincial y una interna entre servicios de inteligencia y la Policía Federal. Con vértigo y sin pudor, Gauna llegará a la verdad, pero quizás, incluso para él, convendría no saberla.

 

Autor:

Ignacio Fittipaldi

Ignacio Fittipaldi publicó su último libro, Solo nadar. Crónicas y relatos de un mundo chiquito, en 2018. Desde entonces no es que no haya escrito nada. Escribió bastante, pero no publicó. Su blog, Vizcacheral de palabras, sigue tan activo como desde el 2010 (mentira). Su primera novela, Aguas del río que no vuelven (2014), sigue ahí esperando a ser descubierta para combustión o reeditada. En cambio, el texto que usted está por leer fue vapuleado y enaltecido en el ronroneo previo a la decisión de publicarla. La zozobra de lo primero y la vanidad de lo segundo lo estancaron en la indecisión. Pero un día de sol, el autor ganó el premio Aurora Venturini 2022 a la mejor crónica por La peor carrera de mi vida. Eso le dio un ánimo del que carecía y lo hizo sentir importante. Así la confusión. Entonces, mientras continúa dando clases en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, nadando en un club de City Bell y escribiendo un nuevo libro de cuentos, se despachó con esta novela rutilante por motivos diversos y no debidamente realzados por la crítica literaria mundial.

Ah, nació en La Plata el 5 de junio 1978, en pleno Mundial. Mariu, su madre, intentó postergar el partido Argentina-Hungría con el afán de verlo; no pudiendo con ello, postergó la cesárea. Aún hoy los húngaros encuentran en ese episodio trivial la explicación de la derrota. Karoly Csapo abrió el marcador. Luque y Bertoni sellaron aquel ajustado triunfo. 

 

Cría de cebras

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Cría de cebra es una novela policial, no al estilo de Agatha Christie, pero tampoco es estrictamente un policial negro al estilo de Henning Mankell o Petros Markaris. Más bien es un policial cuyo foco no está puesto en quién es el homicida, sino en quién es el investigador. Y el investigador es Diego Gauna, inspector de la Bonaerense, un viejo lobo de mar. Rústico, bruto, pero con destellos de lucidez, con manejo del oficio y sus mañas. Fanático de los documentales de animales y conflictuado por el opaco vínculo con sus hijos. Un hombre que se ha ganado el respeto de sus pares a fuerza de «hacer lo que hay que hacer», como él mismo dice. Y eso es casi siempre corriendo los límites de la ley. 

A medida que la pesquisa avanza, y sin proponérselo, Gauna y Paladino, su aprendiz, se toparán con el entramado corrupto de la aduana, la protección del sistema político provincial y una interna entre servicios de inteligencia y la Policía Federal. Con vértigo y sin pudor, Gauna llegará a la verdad, pero quizás, incluso para él, convendría no saberla.

 

Autor:

Ignacio Fittipaldi

Ignacio Fittipaldi publicó su último libro, Solo nadar. Crónicas y relatos de un mundo chiquito, en 2018. Desde entonces no es que no haya escrito nada. Escribió bastante, pero no publicó. Su blog, Vizcacheral de palabras, sigue tan activo como desde el 2010 (mentira). Su primera novela, Aguas del río que no vuelven (2014), sigue ahí esperando a ser descubierta para combustión o reeditada. En cambio, el texto que usted está por leer fue vapuleado y enaltecido en el ronroneo previo a la decisión de publicarla. La zozobra de lo primero y la vanidad de lo segundo lo estancaron en la indecisión. Pero un día de sol, el autor ganó el premio Aurora Venturini 2022 a la mejor crónica por La peor carrera de mi vida. Eso le dio un ánimo del que carecía y lo hizo sentir importante. Así la confusión. Entonces, mientras continúa dando clases en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, nadando en un club de City Bell y escribiendo un nuevo libro de cuentos, se despachó con esta novela rutilante por motivos diversos y no debidamente realzados por la crítica literaria mundial.

Ah, nació en La Plata el 5 de junio 1978, en pleno Mundial. Mariu, su madre, intentó postergar el partido Argentina-Hungría con el afán de verlo; no pudiendo con ello, postergó la cesárea. Aún hoy los húngaros encuentran en ese episodio trivial la explicación de la derrota. Karoly Csapo abrió el marcador. Luque y Bertoni sellaron aquel ajustado triunfo.